INDIGNADOS es como nos sentimos los Sindicatos Médicos de Aragón tras el comunicado difundido por el Sindicato de Enfermería (Satse) sobre la progresiva vuelta a la normalidad en Atención Primaria.
RECHAZAMOS categóricamente estos comentarios que están fuera de lugar y no ajustados a la realidad. Basta con ver las agendas de médicos y enfermeros.
Los médicos y pediatras de Atención Primaria han realizado un esfuerzo ímprobo durante la pandemia, siempre en primera línea de batalla, aun cuando carecían de material de protección. Muestra de ello es que el único facultativo fallecido en Aragón ha sido un compañero Médico de Familia. ¿Quién se atreve a decirle a su familia que falleció por atender “meras llamadas telefónicas”?
Todos sin excepción han realizado su trabajo, antes, durante y después de la pandemia. La organización actual de funcionamiento de los Centros de salud incluye, dentro de las agendas de ambas categorías profesionales, médicos y enfermeros, la asistencia presencial organizada y la asistencia domiciliaria para aquellos usuarios que lo precisen, y de la cual están haciendo uso desde el inicio de la desescalada. Tanto médicos como enfermeros están realizando todas las consultas presenciales y domicilios que lo requieren. Así debe seguir funcionando para asistir las necesidades de nuestros pacientes y asegurar su protección.
Recordamos que muchos centros y consultorios no cumplen con la seguridad necesaria y es la Administración la que debe velar por sus trabajadores, independientemente de la opinión de sindicatos o asociaciones particulares. Es un problema de salud pública.
Nos sentimos también heridos tras la definición de nuestro trabajo como “mera llamada telefónica”. Lo que hacemos es cribar telefónicamente todas las citas que los pacientes libremente pueden coger, para determinar cuáles precisan asistencia presencial (y citarlas en las franjas horarias correspondientes según patología) y cuáles se pueden realizar de manera telemática (renovación de recetas, resultados de pruebas diagnósticas, partes de baja, certificados burocráticos…). El único fin es evitar a los pacientes, por su seguridad y la de todos los miembros del equipo un desplazamiento innecesario al Centro de Salud que les ponga en riesgo, siguiendo las directrices del Ministerio de Sanidad. Además, la “mera llamada telefónica” conllevó durante la pandemia un riesgo y responsabilidad a la que nunca antes nos habíamos enfrentado y ha supuesto un desgaste profesional muy importante para todo el colectivo. Nosotros también preferimos el trato cercano con el paciente. Es nuestra responsabilidad con la sociedad la que nos ha hecho adaptarnos a este modelo.
No admitimos que nadie cuestione nuestro buen hacer ni nuestra profesionalidad. Además, es inconcebible que para adquirir protagonismo y solicitar mejoras laborales, generalicemos y pisoteemos al compañero de al lado. El enfrentamiento en los equipos merma la atención al ciudadano. Solo la unión de la Atención Primaria permitirá una lucha por nuestros intereses y repercutirá en una atención de calidad.
Por todo ello, no podemos admitir falsas afirmaciones y exigimos rectificación inmediata ante unas declaraciones que nos acusan de “no valoración presencial y escasa atención domiciliaria a nuestros pacientes".
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